Se lo puede usar para la creación de retardantes de llama, como anticumpulsivos, para crear aceites vegetales, en el mantenimiento de piscinas, en la purificación de aguas industriales, desinfectantes e insecticidas, para crear tintes de color, en bacterias para coches eléctricos para que no produzcan emisiones, como aditivo de la gasolina, como plaguicida tóxico para fumigar el suelo y la vivienda. Los compuestos de bromo tratan la neumonía y a la adicción a la cocaína, y pueden utilizarse en medicamentos para tratamientos de Alzheimer, cáncer y SIDA.
El origen de la palabra Bromo proviene del griego "bromos" (hedor o pestilencia). Fue descubierto por el químico francés Antoine-Jérôme Balard en 1826, pero no se produjo en grandes cantidades hasta 1860.
Dato curioso: este elemento puede causar quemaduras por corrosión al exponerlo a la piel, y su inhalación en altas concentraciones hasta puede causar la muerte.
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